C.E.MAESTRO DOMINGO NOGAL
MONTE CRISTO
Llegó la biblioteca ambulante a la escuela
y ahora…??????
Leer, elegir y escuchar. Compartir lecturas
en el aula, en la biblioteca, en el recreo. A partir de la visita a la escuela
de una caja con cincuenta libros, las conversaciones entre docentes empezaron a
surgir. Se escucharon posibles prácticas, compartían experiencias y deseos de
“Ay, qué bueno”, lo podría hacer…
Compartir estas prácticas nos demanda a
seguir haciendo, a cambiar o afianzar lo que hacemos.
Se le dio un espacio a la lectura, un
momento, un lugar importante y que para muchos era un momento esperado, desde
los más chiquitos hasta los más grandes se transformaron en un público cautivo.
Cómo lo demostraron los niños de primer grado, que le pedían a la docente que
trajera la caja con los libros, querían descubrir los nombres que estaban
ocultos, comparar con los que ellos habían supuesto o con la ansiedad de
conocer a la autora de la colección que estaban disfrutando en su aula o en el
patio.
Segundo grado jugaban con fichas, fichas
que por medio de preguntas ellos tenían que anticipar sobre los personajes o
hechos y como estaban organizados por parejas la discusión era un punto común.
La docente pasaba por cada grupo para escucharlos y luego les entregaba el
libro.
Libros de cuentos, de poemas, de animales
todos se salían de la caja, casi sin pedir permiso. Los de tercer grado
trabajaron con la colección de e.d.b., comenzaron a leer en cuartetos, leían la
imagen de la tapa y con esa lectura debían convertirse en creadores del título,
al cual no lo podían cambiar al avanzar en la lectura. Algunos, ya con hábitos
de lectores, espiaban el lomo o la contratapa y acertaban, pero la imaginación
de otros sorprendió. Al concluir escribían una recomendación para que otro
grupo lo eligiera en la próxima semana.
Cuarto grado, que alegría irradiaba de sus
caras cuando la señorita apareció con la caja de la Biblioteca Ambulante,
enseguida querían completar la ficha de préstamo, como lo hacían el año
anterior, pero se organizaron para leer en el aula, luego la docente tomo uno y
comenzó a leérselos en voz alta, la cual sostuvo una vez por semana.
Los más grandes elegían y aunque no se
pueda controlar con exactitud, los alumnos realizaban lectura de libros
completos.
Jornada extendida también se sumó, con
leyendas argentinas. Los alumnos representaron las escenas, y la docente
fotografío para luego trabajar en las computadoras y armar un mitocuento, con
narraciones y diálogos simples.
Llega a su fin, esta visita debe partir, pero acá dejó
“buenas huellas”, la posibilidad de generar momentos y espacios para la lectura
y el de darle continuidad en las aulas como el contagio de experiencias entre
docentes.
Contacto: maestrodomingonogal@hotmail.com
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