miércoles, 8 de mayo de 2013

María Cristina Ramos y la magia de las palabras




“Bienvenido
  Pasan en su baile los seres invisibles. Su coreografía nos deja suspendidos en la brisa. Un instante, solamente. Luego todo sigue en su sitio, los números, las sillas, las ventanas, la gente. Sisean y se espigan los seres invisibles. Su silbido se alarga como un tren de juguete, nuestros ojos reciben su gota de ámbar y creen que sueñan. Nos queda la sensación de los ramajes del verano, o del fluir de la arena en las manos de los niños.”

De este modo tan poético, nos invita la escritora argentina, nacida –como ella misma señala- en Mendoza en 1952 y en Neuquén en 1978, a visitar su página web. Haciendo clic sobre estas palabras, se puede acceder a un bello sitio pensado y creado por la escritora donde el lector puede encontrar datos biográficos, críticas, reseñas y distinciones, además de conocer sus libros.


No es fácil encontrar las palabras justas para autodefinirse, para contar acerca de uno mismo; sin embargo, la autora, especialista en lij y editora María Cristina Ramos se describe de este modo:

“Soy María Cristina Ramos, poeta y narradora. Vivo en Neuquén, Patagonia Argentina.
Busco las pausas del viento, para que no se me vuelen las letras. Habito música y silencio y lo que sucede en este claro del mundo.
Esta es una invitación para seguir encontrándonos. El país es grande, el mundo es pequeño, un blog junta el azar de los instantes.
Soy autora de muchos libros publicados en Argentina, también en otros países de Latinoamérica y en España. Gracias por estar aquí.”


Aunque para este caso, para muestra no basta un botón, ya que el lector seguramente recorrerá cada uno de los post de este blog, casi sin parar, les proponemos encontrarse con un texto publicado en ese espacio virtual titulado “Escribir”, publicado por la autora en agosto del 2012:

“Escribir

            Un camino de hormigas, el papel plateado, una caja de botones, callecitas de la infancia. Entre una y otra tormenta de verano visitábamos a los tíos que vivían en el campo. Ella hacía galletas de miel, él criaba las abejas. Se metía en un traje de astronauta y exploraba las colmenas. A veces, sin traje, abría una y extraía un puñado de abejas rubias que recorrían sus dedos amorosamente, mientras nosotros, desde lejos, temblábamos de espanto.

         Teníamos vecinos misteriosos y otros, alegres y diáfanos. Tras la medianera vivía el médico del pueblo. Una vez por mes, el fantasma de una prima venía a visitarlo; se sentaba a los pies de su cama y le contaba de la otra vida. Nos dábamos cuenta porque ese día los pacientes esperaban en vano, y veíamos por las ventanas el resplandor de las velas, encendidas en los rincones. Otro vendía canarios. Tenía el pelo vaporoso y rojizo como el plumaje de los canarios de raza. Los criaba en un jaulón tan grande como una ciudad de pájaros, con fuentes y parques, plazas y escondites. Y los alimentaba con extrañas sustancias, granos de color intenso y polvos secretos para afirmar la ilusión. Ni muy cerca ni muy lejos, había una isla. Ni tan cerca ni tan lejos, el río, que ya no está, se abría en canales de riego. El agua devenía en árboles, los árboles en zorzales y jilgueros. 

         Los tíos más lejanos llegaban en tren. La estación era larga y la campana brillaba como bañada en azúcar cristal. El aire de la espera movía mi pelo y el banco de madera crujía, mientras mi hermano y yo columpiábamos los pies. Mi madre, mientras tanto, leía en la pequeña pizarra cuántos minutos habría de retraso, cuánto faltaba para que el tren resoplara por última vez y comenzaran a bajar los pasajeros. Nosotros nos empinábamos para divisar el sombrero del tío y el pañuelo de seda que mi tía usaba para saludar. Tal vez escribir sea repetir ese gesto, empinarse para ver también donde ven los otros, más allá de la medianera, por lo menos hasta los ojos de la gente, hasta la altura del ala del sombrero, en el límite del sol y la sombra; ese espacio donde la vida sucede a media voz. 


En la revista virtual Imaginaria, publicación dedicada a la literatura para niños y jóvenes, se pueden encontrar datos precisos y detallados sobre la biografía de la autora de “Un sol para tu sombrero”. Allí, en un informe preparado por Roberto Sotelo, se encuentran además las portadas y los datos de muchos de los libros de Cristina.    

"La producción de María Cristina Ramos tiene como rasgo fundamental la recreación de la voz y el pensamiento de la infancia. Minuciosa en la elección de la palabra poética, enlaza con hilos sutiles la espontaneidad del habla cotidiana de los niños con la profundidad de su decir poético que levanta vuelo y construye escenarios fantásticos en espacios poco visitados por los habitantes de las grandes ciudades. La naturaleza participa y brinda credibilidad a la narración porque el discurso se nutre de aire fresco, de charquitos, de montañas, de árboles frondosos. Los personajes infantiles andan en libertad, en zapatillas o descalzos, salen y entran de sus casas y sus vidas se traman y destraman alimentándose del paisaje bellísimo del Neuquén. Sus charlas, sus sueños, sus caídas, sus conflictos van naciendo de la naturaleza generosa que les promueve aventuras y edifica el basamento realista del que emerge victorioso el hecho fantástico."                                                             
Además, en otra nota de la revista Imaginaria, podemos encontrarnos con un excelente reportaje a Cristina Ramos, además de poeta, narradora y tallerista; editora de la editorial Ruedamares, proyecto que surgió por la dificultad de publicar poesía en Argentina para niños pequeños. "Escribir tiene que ver con una manera de vivir, de plantarse ante la vida”, lleva por título la entrevista con la escritora María Cristina Ramos realizada por Fabiana Margolis. Se puede disfrutar, haciendo clic aquí.

Entre otras cosas, en este sitio se señala en referencia al libro: “La narración está compuesta por la voz de una niña llamada Lucía, voz a través de la cual nos llegan otras voces: la de sus hermanos, la de su mamá, la de la abuela, la de la maestra.” Imposible no leer el libro después de leer esta interesante reseña.

El sitio de la Fundación Leer nos presenta una entrevista a Cristina Ramos, nominada por la Argentina para el prestigioso Premio H. C. Andersen 2013. Allí, la autora responde a variadas preguntas, una más atractiva que la otra. Sin embargo, vale la pena rescatar la respuesta de Ramos ante la consulta de cómo comenzó a escribir: “Cuando nació mi primera hija. Si bien estuve siempre cerca de los chicos por mi trabajo en la docencia. Es muy conmovedor ver las sucesivas lecturas del mundo que los niños van haciendo a medida que crecen. Ese resplandor fue el que me movió a escribir.” Para leer el reportaje completo, clickear aquí.

Hay infinidad de sitios, revistas, publicaciones y entrevistas que traman la vida y la obra de Cristina Ramos. No obstante, nada mejor que dejarse llevar por su andar poético, por su palabra justa, para enamorarse de sus textos. Están todos invitados.  

Material producido por el Plan Nacional de Lectura

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