viernes, 16 de septiembre de 2011

Liliana Menéndez en Palabra Tomada


Entrevista realizada por Luciana Trocello, integrante  del Plan Provincial de Lectura, a la artista plástica Liliana Menéndez, publicada en Palabra Tomada Año 2 Nº 1.
Le propusimos que, en calidad de artista plástica vinculada a la literatura, tome la palabra.
En una peatonal paradigmática cuando de paisaje urbano latinoamericano se trata, nos recibió en un espacio, con un silencio y una calidez contundentes.
En la vorágine de una ciudad con un día gris, muy frío y colapsada de manifestaciones, bombas, bombos, gritos, bocinazos, habitar ese espacio y compartir una charla con Liliana fue coherente con una de sus propuestas: “detenernos a leer las imágenes”.
Es probable que charlar con un (en este caso una) artista en su espacio cotidiano sea una oportunidad propicia, convocante, coherente y diríamos que hasta “inspiradora”, porque es poder preguntarle sobre su actividad como artista en medio de sus obras montadas en las paredes de sus propia casa y frente al tablero donde produce.
Liliana tejió las tramas de este diálogo desde una actitud tranquila, pensante, reflexiva respecto a sus producciones, experiencias, trayectoria, contextos y procesos de producción.
Y fuimos conociendo que, ante todo, estábamos ante una lectora.

¿Ilustradora o Artista Plástica?
-Mirá, ese siempre fue un problema. Últimamente he ido cambiando las categorías y los nombres, pero con lo que me siento cómoda es con poner “artista visual, rayita, ilustradora de libros para niños”. O sea, lo explico, siguen siendo dos cosas. Bueno, porque tengo un volumen importante de libros para niños...[1]

Necesitás diferenciar, o más bien, especificar
-Sí, sí, especificar…

¿Seleccionás algunas técnicas o materiales en particular para ilustrar textos literarios?
-En mi caso ha ido cambiando a lo largo del tiempo el uso de diferentes materiales, es como una constante, el cambio. Lo he hecho en la ilustración y lo hago también en mis pinturas y en mis dibujos. Estoy años con determinadas cosas y después de un tiempo he ido cambiando. En realidad, yo empecé a ilustrar en blanco y negro, en tinta. El primer libro que ilustré se publicó  en España.

Esa selección del blanco y negro…
-Era propia de la colección, ilustré una novela de Gerard De Nerval, La mano encantada[2].
Entonces, la selección ha ido cambiando de acuerdo a los materiales con los que me ha interesado trabajar.

¿Alguna premisa editorial en particular?
-No… salvo blanco y negro o color, que ya son pautas que tienen que ver con las ediciones y las colecciones.

¿Creés que prevalece uno sobre otro? ¿Hay más color?
-Creo que hay una convención: “el blanco y negro es para los jóvenes y el color es para los niños”. Muchas convenciones que se siguen retroalimentando. No podría comparar el volumen. En este momento conozco más lo que se está publicando para niños que lo que se está publicando para jóvenes.

Y en relación al “para niños”, “para jóvenes”, “para adultos”
Digo, en ese estereotipo de las colecciones…

Por ejemplo, El árbol de lilas[3], es uno de esos libros que quizás esté dirigido “para niños” pero es probable que sea altamente movilizante “para un adulto”
-A nosotras (lo hemos dicho varias veces, tanto Tere como yo) nos costó mucho publicar ese libro. Yo hice infinitas versiones, ilustraciones. Incluso, en la Web, circula una versión que ya no quiero para nada y no quisiera que esté (risas)... En general no me arrepiento de mis trabajos, pero de algunos de esos sí…
Hay una dificultad de aceptar que hay cosas y libros, como hay cosas en la vida, que quedan fuera de los márgenes estatuidos. La gente disfruta muchísimo de los libros para niños, como de los libros para adultos. Pero cuando aparece un texto o incluso una imagen que “hace ruido” respecto a algo previsto, hay como una dificultad en los editores para publicar ese tipo de cosas. Hay algunas iniciativas… por ejemplo, creo que Comunicarte se arriesgó, en ese momento, a publicar ese libro que “no encajaba” con ninguna de las colecciones. Porque cuando lo ofrecíamos, nos encontrábamos con: “este texto es para adultos, entonces, un texto para adultos no tiene que tener ilustraciones” y este texto siempre estuvo planteado con ilustraciones a todo color. Nunca hicimos una versión “para grandes” o “para chicos”. Nunca pienso cuando hago una ilustración que “es para chicos o para grandes”, hago lo que tengo ganas de hacer…

Sin pensar en el destinatario…
-Creo que el destinatario, en alguna parte de uno, debe estar implícito.
Reconozco que, recién en los últimos años, he logrado ir uniendo en mi trabajo, dos vertientes: la ilustración y mis trabajos para exponer, de galería, de pintura y dibujo. Y ha sido un trabajo muy complejo, interno, mío, donde esa separación me resultaba muy difícil saldarla.
En especial porque fueron muchos años de trabajo con, por ejemplo, Graciela Montes, en los que hice libros en blanco y negro, la colección de Mitología griega, que tuvo varias ediciones, varias versiones. A lo largo de los años hice nuevos dibujos para los griegos porque en la primera versión había cuatro libros dibujados  por Oscar Rojas y cuatro dibujados por mí. Cuando, luego de algunos años, se vuelve a editar, me quedan todos los griegos a mí y a Oscar se le dio otra colección entera para ilustrar. 
Entonces, de alguna manera, quedé muy vinculada a Graciela Montes y creo que mucha gente me asociaba directamente a ella y a lo que yo producía en esas colecciones y se me ligó mucho al blanco y negro. Entonces no había manera de que alguien me ofreciera algo a color. Seguí trabajando, pero tardé mucho en publicar en color, si bien yo trabajaba con color, digamos que había como algo que estaba estatuido de esa manera.
Durante muchos años trabajé, porque me encanta, el blanco y negro, la tinta. Pero eso fue virando y fue un cambio en simultáneo. Cuando pude ingresar al color en la ilustración, en las publicaciones, ahí también di un vuelco en mis dibujos, en mis pinturas y ahí es cuando logro unir ambas vertientes y empiezo a trabajar con técnicas mixtas: blanco y negro, tinta, color, más acrílico, más filminas… Ahora, estoy como en otra etapa, pintando y dibujando. Acrílico, sin combinación de técnicas y dibujos con tintas.

Por un lado el arte en las galerías y, por otro, la ilustración, ¿hay diálogos entre esos dos sectores? ¿Son mundos escindidos?
-Creo que la ilustración tiene su especificidad y su particularidad. Justamente, en el año 2009, organicé una muestra de ilustraciones en la Fundación OSDE[4]. Y fue una de las primeras veces que ingresa la ilustración a una sala de artes visuales como ésta, sala legitimada socialmente para mostrar pintura, artes visuales, arte contemporáneo. Creo que también ellos hicieron una apuesta fuerte en abrir esa sala para la ilustración de libros para niños.
Siempre ha habido como una insistencia de parte de los ilustradores en homologar, diciendo: “son tan buenas las ilustraciones que merecerían estar al lado de un cuadro”, lo cual no lo cuestiono, pero son cosas distintas. Me parece que lo que hay que potenciar es el soporte donde está la ilustración. Es decir, la ilustración está vinculada con el libro. Por eso, la muestra de originales de ilustradores, estuvo planteada así, estaban: los originales y el libro en donde estaba esa obra, para que se leyera el conjunto.
O sea, tiene una especificidad en su soporte, hay una transformación después, cuando pasa a la imprenta. Ocurren un montón de cosas con eso que uno ha hecho. No quiere decir que no lo puedas colgar como un cuadro, pero hay una particularidad que tiene que ver con la reproducción, con la circulación, con la adaptación…
En los principios, no digo ahora, pero hace quince o veinte años atrás, por lo menos en la Argentina, mantuvimos litigios con los escritores respecto a si es más importante el texto o lo es la ilustración.
No sé, personalmente, nunca me sentí constreñida por un texto. Nunca ilustré un texto que no me gustara. Y a la vez, ilustrar los cuentos de las adaptaciones de Las Mil y una noches y Los mitos griegos en versión de Graciela Montes, me abrió un mundo maravilloso totalmente: leer bibliografía, buscar datos…

Investigación con la autora…
Tuve la suerte de trabajar muchos años con ella, no trabajábamos juntas, sino que cada una ocupaba el lugar de cada una. Y una sola vez me pasó que dibujé una espada, un tipo de guadaña, que no era la que se nombraba y ella me lo señaló. Pero hubo un respeto muy importante y una tranquilidad muy grande, en el sentido de que ella escribía y yo ilustraba y eran mis imágenes.

Sería el ilustrador un lector que tiene la posibilidad de escribir sus lecturas en lenguaje visual…
Sí, porque vos haces tus lecturas y que esa lectura se construya en imágenes es otro proceso.

Siempre tuviste tus licencias para “escribir” esas lecturas
Sí, yo  me he sentido así. Y en esas colecciones aprendí a dibujar muchas cosas que, si no hubiese ilustrado esos textos, no hubiese aprendido.

Esos textos…
No hubiese aprendido lo que se nombraba, todo ese mundo maravilloso, más allá de la palabra de Graciela. Es decir, son textos que refieren a otros textos. Incluso, me fui a otras versiones para completar esos registros.

¿Algún referente en la Historia del Arte, una corriente, movimiento artístico?
Qué difícil nombrar… no sé, en realidad soy bastante ecléctica, en el sentido de considerar muchas fuentes. Ahora, por ejemplo,  estoy haciendo un cambio grande, en un libro que estamos produciendo con María Teresa Andruetto estoy haciendo fotografía intervenida con dibujo, donde trabajé con una diseñadora que hizo todo el proceso digital. Es bastante novedoso para mí, pero refiere a trabajos míos en relación a la Plástica en general, algunas pruebas… y hacía muchos años que quería y no lograba intervenir la fotografía con dibujos, con tintas. Me encanta dibujar, pareciera en mi caso, que el dibujo siempre tiene que estar presente, la línea. Entonces este trabajo está realizado con técnicas mixtas.

Dibujás textos en tus obras…
Sí, siempre está muy presente la palabra. Antes estaba presente la palabra, por ejemplo, en el relato de Graciela Montes, pero ahora, aparece, viene apareciendo desde el 2008, en forma evidente la letra dibujada, transformada, presente en los dibujos. Por ejemplo, en El árbol de lilas, está presente en los mapas, en ciertos recorridos. Trabajo simultáneamente. Leo mucha poesía, y es lo que está bullendo siempre en mis imágenes.

Tus lecturas presentes en tus obras…
Sí, tiene que ver con las lecturas. Al principio se podían leer, ahora no me interesa que “se lean”. Sí que se lea que es un texto, pero no qué dice, sí que te diga a vos… Ahora está más diluido.

¿Literatura, Plástica y Psicología? Sabemos que no sólo estamos ante una Artista Plástica, sino también ante una Licenciada en Psicología. ¿Está presente esa formación en algunas decisiones, en torno a tener “algunos cuidados, algunos reparos, poner el acento en algo”?
-Desde el punto de vista plástico, no. De todas maneras, siempre hay condicionamientos que no siempre son conscientes.
El vínculo con la Psicología y la ilustración tiene que ver con lo referente a lo que yo escribo sobre ilustración.

Cuando vos analizás la ilustración
-Sí,  he escrito varios artículos que ahora van a aparecer en un libro teórico.
Antes no me gustaba decir que era psicóloga. Cuando me invitaron, desde San Luis, creo que en el año 95, a un congreso con una conferencia central y organizaron para que fuera mostrando imágenes y hablase, una bibliotecaria chilena se me acercó y dijo: -“Vos no querés decir que sos psicóloga, pero se nota en todo lo que hacés que eso está por debajo de tu mirada”.
En ese momento, “me dieron en el ojo” y creo que sí, está muy presente mi formación, en la manera que hago o planteo las cosas. Tengo formación psicoanalítica y me atraviesa totalmente lo que hago. Y también algo que tiene que ver con lo social. Trabajé muchos años en planes de salud mental comunitarios, en los barrios. Trabajé acá y en República Dominicana, con un chileno que nos dio un postgrado en salud mental comunitaria. Creo que de ahí me queda también (estamos reduciendo, ¿no?) todo mi vínculo con la cuestión social, con los libros, la reproducción de la imagen, la posibilidad de que la imagen llegue a más personas. Empiezo, justamente, a ilustrar después que me voy de República Dominicana, cuando hago una muestra individual en la que me va muy bien y me asusto de eso porque era como al principio de mi trabajo. Entonces tardé mucho, mucho tiempo en volver a exponer.
De ahí, me voy a Europa, donde viví varios años y empiezo a trabajar mis propios cuentos ilustrados, y, por esas cosas de la vida, se dio primero la publicación de las ilustraciones que de los cuentos y seguí ese camino que estoy retomando, felizmente, ahora.

Hay una veta que tiene que ver con la escritura de textos literarios
-Sí, vivo escribiendo pero no especialmente cuentos para niños, sino comentarios sobre muestras, autores, reflexiones sobre mi propio trabajo, materiales didácticos para chicos y docentes. Tengo un solo cuento para niños publicado y tengo muchos cuentos escritos. He seguido escribiendo, pero otras cosas.

Y lo harías desde los dos lugares, desde la Plástica y la Literatura
-Sí, sí.

¿Trabajarías con otro ilustrador?
-Sí, sí… me encantaría… tendría que pensar muy bien quién me gustaría que me ilustre (risas). Pero sí, estaría bueno, sería como “una cosa rara” para mí.
Entonces, creo que ese vínculo con la Psicología está en mi formación, en la manera de mirar las cosas, de pensar o reflexionar. En todo mi trabajo de escritura en relación a la ilustración.

En relación con la lectura de imágenes, pensando que estas palabras llegan a docentes que están en las escuelas y teniendo en cuenta la amplia oferta editorial que hay de literatura destinada a los niños o a los jóvenes (libros álbum, narraciones mediante imágenes) en las que hay, fuertemente, una presencia de las artes visuales…
¿Qué les dirías a los docentes respecto de esta proliferación[5], a los miedos que puede provocar esto en la escuela, los desafíos que le implica a un docente construir criterios para seleccionar entre esa diversidad?
-Defiendo la diversidad y la multiplicidad. Los sujetos somos diferentes y creo que tiene que haber diferentes opciones. Nadie se pregunta en la Plástica, en las instalaciones, en la pintura si “es para uno u otro”; uno produce, crea y, tarde o temprano, encontrará su público, o no. Hay obras que quizás después de muchos años  se les da un valor social, porque no corre en paralelo el valor estético a cómo está valorado socialmente una obra.
Pero en relación a la ilustración hay más prejuicios, de alguna manera. Aunque se estén ampliando los criterios en los últimos años y hay una renovación, siempre hay “una cuestión”…
Pero, ¿qué les diría a los docentes? Les diría que la diversidad es algo bueno.
En mi experiencia, por ejemplo, en el trabajo con los museos, en el Proyecto Arte Interactivo Ayudar a mirar[6] hay una diferencia muy grande en lo que mira y gusta al niño y lo que mira el adulto. Rápidamente en el adulto aparece el prejuicio, “esto es arte, esto no es arte, esto me gusta, esto no me gusta”. El niño tiene una mirada absolutamente abierta. No quiere decir que no haga sus selecciones y sus elecciones, pero es una mirada muy abierta. Mira con la misma fascinación y el mismo interés -si vos lo ponés en situación de mirar y lo ayudás a mirar- un cuadro de Fader, un Malanca (por hablar de Córdoba) o un cuadro de Monteiro, de los años ’60. Por ejemplo, un cuadro geométrico, chico, que se llama Misterio de una puerta, les fascinó a los chicos, está en el Museo Evita[7]. Los chicos corrían para verlo. Es uno de los cuadros que habíamos elegido para trabajar previamente, los docentes lo trabajaban con los chicos en el aula.
Y también miraban un cuadro, enorme en sus dimensiones, Las colchas de Fader, todo colorido. Los chicos “se metían en el cuadro”, en los rostros, en las colchas. Miraban con la misma fascinación a cuadros con técnicas muy diferentes y se copaban con ambos. Después, si los hacías elegir, los chicos, por lo general, van por lo contemporáneo. No así el docente.

El docente tiende más a lo clásico
-Sí, y ¿qué sugerencia les haría? Que se detengan a ver qué es lo que miran. Que ofrezcan abanico de posibilidades, más allá de sus gustos personales, que son importantes, porque lo que vos mostrás que te gusta, lo que mediás, es más fácil mostrar. Pero bueno, pueden hacer experimentos, mostrar lo que no les gusta, para ver qué ven y miran los chicos.
Hacer pruebas, eso es dinamizador también. Pueden seguir autores y profundizar en sus imágenes.
En una oportunidad, estuve dictando en la Facultad de Filosofía y Humanidades, desde la Secretaría de Extensión, un curso de lectura de imágenes[8]. En la primera camada de alumnas, era toda gente muy formada desde la Literatura, desde las bibliotecas, conocían muchísimos autores y el proceso fue impresionante, ya que tuvieron que hacer un corrimiento, desde donde estaban paradas, para ver qué es lo que tenían que mirar y qué es lo que les podía “enseñar”, esa imagen, qué camino les podía indicar para mirar. Y, a su vez, para mediar con los chicos, mirar todo lo que se podía descubrir.
Bueno, yo les hacía comparar o analizar algunas imágenes y  veíamos cómo eso se enriquecía y se abría una perspectiva que no habían visto, porque no se habían detenido ahí.
Es decir, más allá del vínculo, que es muy interesante trabajar, entre imagen y texto –las diferencias, las rupturas, cómo se asemejan, cómo se diferencian, se manifiestan- las puertas que abre la imagen, que ¡son otras! ¡Eso es así! No sé si mejor o peor, nunca diré “mejor la imagen que el texto”, nunca diré “mejor el texto”. Son distintas y ¡está bueno que sean distintas y que sumen!
En la segunda camada de alumnos que tuve había mucha gente de Plástica, no de Literatura y muchos no conocían la producción nacional o internacional (se refiere a producciones de LIJ), pero les gustaba mucho, aunque no la conocían. Bueno, la mirada era distinta. Tenían una cierta formación y unas ciertas categorías que se aprenden; tenían una parte, pero les faltaba otra…

En esa diversidad de la que hablábamos antes, podemos encontrar algunas producciones en  las que el texto es “de buena calidad” y las ilustraciones “se quedan a mitad de camino”, por ser literales o estereotipadas y también a la inversa, textos de “calidad literaria discutible” con imágenes que provocan multiplicidad de lecturas…
-Totalmente, porque de alguna manera, una cierta proliferación de libros álbum (que está muy buena) ha generado que aparezcan muchos libros “insustanciales”, desde el punto de vista del texto y realmente “hacen agua” y por más que te guste la imagen (y la gente los compra), hay un momento –lo he escuchado de padres que leen con sus hijos, de docentes- en el que “hay algo que se cae” cuando el texto no puede sostenerlo.
Bueno… hacés la diferencia con la imagen, cuando realmente hay una confluencia, una multiplicación de sentidos; cuando la imagen aporta, y el texto por otro lado, y se encuentran, ahí se producen fuegos artificiales y ocurren cosas.
También hay historias narradas con imágenes y están buenas.

Uno como lector puede tomarse esas licencias y decir “aquí, sólo leo las imágenes”
-Por supuesto 

¿Y cuando un artista se encuentra con “luchas internas” cuando tiene que dialogar con el que le solicita un trabajo puntualmente?
-He tenido algunos dolores de cabeza, pero personalmente, no siento que haya tenido que traicionarme, sólo algunos casos particulares. He rechazado trabajos que no me gustaban y no porque me sobre la plata, ni mucho menos, sino porque no lo he podido hacer. No me sale, no me inspira. Hay otra postura que dice: “si sos profesional tenés que poder asumir un texto que no te guste y estar a la altura”. Bueno, no sé, yo no lo disfruto. A mí me encanta lo que hago.

Privilegiás eso
 -Totalmente y, de hecho, desgraciadamente no vivo del arte. Es un objetivo, pero no lo he conseguido en todos estos años, que vengo laburando muchísimo.

¿Nos contarías de tu proyecto más reciente: las hadas?
-En el año 2009 estuve prácticamente todo el año con el proyecto de OSDE, cuando llegó fin de año, y se terminaron todas las muestras, tenía  muchas ganas de pintar y no podía  y me preguntaba ¿qué hago?
Me llama mi hija, que vive en Tenerife (España) y me dice: “estoy contenta, tengo la cabeza llena de pájaros”, -Ah, le dije, qué lindo, te lo voy a dibujar. Entonces hice un cuadrito que le podía mandar por correo, con la cara de ella, fondo rojo y arriba lleno de pajaritos bien realistas. Ahí en parte, está el origen de las chinitas hadas de la buena suerte.
Hice un hada, tenía una reunión de trabajo, vino gente a casa y querían comprarme el hada. ¡Cobró vida! (risas). Me la compraron para una persona que se iba a Francia al otro día…

Justamente a Europa…
-Sí, tal cual. Y empezaron a aparecer, realmente a aparecer. Era un formato chico, algo que lo hacía con mucho placer.
Ah… esto se une a que cuando estoy en reuniones de trabajo hago dibujos en carpetas, agendas. Y habían empezado a aparecer unas chinitas, unas hadas.  Una compañera, Analía, me dice: -“Haceme una en la agenda”. Ella trabaja con chicos con dificultades. Y me dice: -“Ah, no sabés, los chicos cuentan a partir de tu hada los días que me tienen que ver”.  Entonces le digo: -“Bueno, en cada reunión vos dame tu agenda y yo te hago las hadas”.
Llega mi hijo y me dice: -“¿Por qué, eso que hacés -sin darle ninguna importancia- no lo hacés más grande?”
Así fue. Entonces empecé a hacer algunas que había hecho en libretas chiquitas, sobre bastidores en tela. Se me ocurrió armar el blog, sacarles fotos, cargarlas. Ya voy por sesenta y pico de hadas y casi todas han volado. Una mujer, por ejemplo, me compró varias hadas y me pidió autorización para imprimir los textos que acompañan a cada una, en el blog[9].
Muchos empezaron a escribirme, decirme que les gustaban los textos. Me insistieron que haga un libro de hadas. Me di cuenta que las hadas habían llegado y algo estaba pasando… empezaron a circular, no hice ningún esfuerzo en hacerlas circular. Estuvo mágico, muy bueno. Parece tonto, estúpido, pero fue así. Digo, porque parece un estereotipo “elegiste un hada”…

De todas maneras son hadas que no son para nada estereotipadas
-No, claro… Atendí a todos esos emergentes, me reuní con la diseñadora que me hizo mi página Web y está trabajando con el libro.

Va a ser producción absoluta tuya, las hadas, los textos…
-Sí, sí…

Te agradecemos por participar, por tomar la palabra….
-Me quedé pensando en qué les diría a los docentes…
Creo que tienen que trabajar con la imagen porque ésta se puede aprehender.

La idea sería detenerse, permitirse detenerse
-Dar oportunidad a la opinión del niño, dar lugar a su palabra.
Por ejemplo, cómo y de qué manera pueden trabajar con la imagen en libros ilustrados y libros álbum, te nombro algunas líneas de actividades:
  • Construir el texto a partir de las imágenes (tapando el texto), luego comparar ambas versiones.
  • Detener la mirada, comparar 2 ilustraciones de cuentos tradicionales que hayan realizado diferentes autores para una misma escena. Establecer diferencias y similitudes.
  • Analizar 1 imagen en particular, los personajes, cómo están ubicados unos en relación a otros en la página, las miradas, el ámbito en el que se desarrolla la escena, etc.
  • Qué recursos gráficos ha utilizado el autor para “marcar” que un personaje es principal y otro es secundario.
  • Descubrir las características del trabajo de un autor comparando sus diferentes libros ilustrados.
  • ¿Qué es lo más característico de un ilustrador? ¿Qué lo hace diferente de todos los demás? ¿Qué cosas definen su estilo? La línea, la paleta de colores que usa, su personajes, la técnica que utiliza, el tipo de vista predominante (aérea, frontal, de lejos, etc.).
  • Pueden realizar inferencias en cuanto al desarrollo del texto, de acuerdo con una  escena en particular. Describir los indicadores gráficos (cambios de personaje, de ámbito, uso del color rupturas de la secuencia de la imagen etc.) que los alumnos pueden descubrir.

No privilegiar la lectura que uno (adulto) hace de una imagen… “miren acá, miren allá”
-No, no… y sobre todo con la imagen que es totalmente polisémica. Bueno, los textos también lo son en algún sentido. No es un único sentido de “lo que digo yo” y hacer siempre preguntas semi-abiertas. Es decir, no tan, tan abiertas que los chicos se pierdan, salvo cuando ya se han “metido en la imagen”.

Dentro de la escuela, qué sería más viable, ¿más fluidez en el diálogo entre el/la docente de Plástica y la/el docente del aula? (En relación con estas nuevas producciones que aparecen en las bibliotecas y hay que elegir para mediar con los chicos)
-Sí... sí, puede ser, el diálogo nunca viene mal, sería como ir sumando visiones. Por ejemplo, que la docente de Plástica le pregunte a la maestra qué es lo que está mirando en esas imágenes, seguro que van a aparecer muchos saberes que son particulares… 



[1] Para conocer sus obras, se sugiere visitar la página: www.lilianamenendez.com.ar
[2] De Nerval, G. (1982) La mano encantada. Barcelona, España: La Gaya Ciencia.
[3] Andruetto, M. T. y Menéndez, L. (2006) El Árbol de Lilas. Colección Vaquita de San Antonio. Córdoba, Argentina: Comunicarte.
[4] Muestra Mundos para Mirar. La ilustración en los libros para niños. Del 18/06/09 al 22/08/09 Espacio de Arte, Fundación OSDE, Bs. As. y del 27/10/09 al 06/12/09 Espacio de Arte, Fundación OSDE, Rosario. 
[5] Este concepto lo utiliza Liliana en su texto Como si la mirada estuviera en otra parte, alojado en la Web: http://forodeilustradores.com.ar/articles/liliana_menendez_01.htm
[6] Proyecto dependiente del Programa A.T.E.C (Asistencia Técnica Escuela Comunidad), Subsecretaría de Promoción de Igualdad y Calidad Educativa, Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba. 
[7] Obras pertenecientes a la pinacoteca provincial, Museo Evita, Palacio Ferreyra, Hipólito Yrigoyen 511, Bº Nueva Córdoba. Secretaría de Cultura, Gobierno de la Provincia de Córdoba. 
[8] El curso se dictó en el marco del Programa de promoción y animación a la lectura y a la escritura (PROPALE). Se sugiere visitar el sitio Web: http://www.ffyh.unc.edu.ar/programas/propale
[9] En el blog Espejo de palabras puede leerse, bajo el título: “Espejo de palabras es una línea de un poema de Octavio Paz del libro Pasado en claro. El blog lleva este nombre porque mis últimas pinturas y dibujos están muy vinculados a los poemas de ese libro”. Fuente: http://lilianamenendez.blogspot.com


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